Hiraldo: "Este torneo va a marcar la historia del handball de Puerto Rico"
Un Hiraldo íntimo cuenta cómo fue su sacrificado camino hasta este presente en la selección boricua, la revelación del torneo: "De chico perdí a mi padre y en mi familia nos acostumbramos a hacernos desde abajo". Y confiesa: "Mi vida sería semasiado dinstinta sin el balonmano".
Héctor Hiraldo es el dueño de las sonrisas en Tecnópolis. ‘El Showman’, como le dicen, es un espectáculo aparte cada vez que Puerto Rico sale a la cancha, por sus “saltos, celebraciones y modo de juego”, como él mismo lo admite. Sin embargo, detrás de este hombre alegre, hay una profunda historia de vida, digna de ser narrada.
“No importa de dónde vengas, lo que importa es que tengas el corazón para que la gente vea de qué estás hecho. Si tu corazón es bueno en lo que sea, entonces hay que hacerlo, siempre que sea positivo”, cuenta la figura del seleccionado boricua, surgida de una familia humilde, acostumbrada a hacerse "desde abajo”. Y como no podía ser de otra manera, al sacrificio: “Desde los 12 años, cuando empecé a jugar al handball, hasta los 18, jugué en el club Guerrilleros de Río Grande, al este de mi país. Tenía una hora y media de camino desde San Juan, la capital, todos los días”.
Durante todo ese tiempo, su vida estuvo atravesada por una ausencia significativa. “Perdí a mi padre cuando tenía meses de nacido. Nunca lo conocí, pero siempre pienso en él. Tengo fotos de él, lo veo”, revela. Hiraldo, junto a sus dos hermanos, se encontró ante el mundo sin la guía más significativa: la voz paterna, sustituida por la de su madre. “Ella es mi mamá y mi papá al mismo tiempo. Nos da fuerza a cada uno de los tres”, expresa.
Casualmente, su hermana Sheila tiene mucho que ver en la carrera de Hiraldo. “Yo jugaba béisbol de chico, pero dejé. Y un día, mi hermana me vio en mi casa sin hacer nada y me dijo que fuera a jugar un torneíto de balonmano, a ver si me gustaba. Yo le dije que no, que era un deporte de nenas. ‘Voy a hacerlo por ti, voy a jugar un solo torneo’, le dije. Eso fue a los 12 años. Desde ahí no me he quitado nunca del balonmano”, confiesa. Y admite: “Me arrepentí mucho de haberle dicho eso y estoy muy contento de que me haya metido en este deporte. Mi vida sin el balonmano sería demasiado distinta”.
A la edad de 18, Héctor ya jugaba en la Liga Nacional de Puerto Rico, en Guainabo. Y un tiempo después, los vaivenes del destino lo depositaron en Francia, donde jugó un torneo por haberse consagrado campeón con un equipo de Guadalupe (islas francesas). Por su crecimiento individual y la pantalla que le dieron los prestigiosos certámenes que disputó, se le abrieron puertas sagradas: la selección y el handball europeo.
Hasta la última temporada, jugó en el Handbol Sant, del Ascenso de España. Sin embargo, su destacado desempeño en el Panamericano (es uno de los máximos goleadores) puede marcarle un quiebre profesional: “Ahora quiero hacer historia con esta selección y después sentarme a pensar las ofertas que tenga y tomar una decisión correcta para mi carrera”.
Puerto Rico, la sensación del Panamericano
Después de Argentina, el anfitrión, Puerto Rico es la selección más popular del Panamericano de Handball Buenos Aires 2016. El humor tropical, la alegría innata y el juego dulce a la vista han sellado un estilo en el equipo boricua. Y los integrantes del plantel lo disfrutan: “Gracias un millón al público argentino. Es hermoso lo que nos pasa con ellos. Nos pone muy contentos y nos da mucha fuerza escuchar a la gente gritar por nosotros, nos sentimos en nuestro país. Les gustan nuestros saltos, magia, roscas, globos, la manera de correr y de lanzar”, señaló Hiraldo. Y sacó pecho por la performance de su selección, que venció a Estados Unidos, Paraguay y Colombia y se ganó un lugar en la Copa Presidente. “Este torneo va a marcar la historia del handball de Puerto Rico. Estamos entre Argentina, Brasil y Chile. Van a tener que acostumbrarse al nombre de Puerto Rico”, cerró.